Hora Intermedia
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
El trabajo nos urge,
nos concentra y astilla.
Poco a poco, la muerte
nos hiere y purifica.
Señor del universo,
con el hombre te alías.
En nuestra actividad,
tu fuerza cómo vibra.
Señor de los minutos,
intensa compañía.
Gracias por los instantes
que lo eterno nos hilan.
Gracias por esta pausa
contigo en la fatiga.
Contigo hay alegría. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía de él.
Salmo 118, 81-88
XI (Kaf)
Me consumo ansiando tu salvación,
y espero en tu palabra;
mis ojos se consumen ansiando tus promesas,
mientras digo: "¿Cuándo me consolarás?"
Estoy como un odre puesto al humo,
pero no olvido tus leyes.
¿Cuántos serán los días de tu siervo?
¿Cuándo harás justicia de mis perseguidores?
Me han cavado fosas los insolentes,
ignorando tu voluntad;
todos tus mandatos son leales,
sin razón me persiguen, protégeme.
Casi dieron conmigo en la tumba,
pero yo no abandoné tus decretos;
por tu bondad dame vida,
para que observe los preceptos de tu boca.
Ant. José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía de él.
Ant. 2. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Salmo 60
ORACIÓN DE UN DESTERRADO
Oración del justo que espera la vida eterna (S. Hilario).
Dios mío, escucha mi clamor,
atiende a mi súplica;
te invoco desde el confín de la tierra
con el corazón abatido:
llévame a una roca inaccesible,
porque tú eres mi refugio
y mi bastión contra el enemigo.
Habitaré siempre en tu morada,
refugiado al amparo de tus alas;
porque tú, oh Dios, escucharás mis votos
y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.
Añade días a los días del rey,
que sus años alcancen varias generaciones;
que reine siempre en presencia de Dios,
que tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.
Yo tañeré siempre en tu honor,
e iré cumpliendo mis votos día tras día.
Ant. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Ant. 3. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.
Salmo 63
SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS
Este salmo se aplica especialmente a la pasión del Señor (S. Agustín).
Escucha, oh Dios, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo;
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malhechores:
afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras venenosas,
para herir a escondidas al inocente,
para herirlo por sorpresa y sin riesgo.
Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen: "¿quién lo descubrirá?"
Inventan maldades y ocultan sus invenciones,
porque su mente y su corazón no tienen fondo.
Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.
Todo el mundo se atemoriza,
proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.
El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.
Ant. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.
TERCIA
ORACIÓN
Concede, Señor, a tu pueblo perseverancia y firmeza en la fe, y a cuantos confiesan que tu Hijo, Dios de gloria eterna como tú, nació de Madre Virgen con cuerpo como el nuestro, líbralos de los males de esta vida y ayúdales a alcanzar las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo.
SEXTA
ORACIÓN
Concede, Señor, a tu pueblo perseverancia y firmeza en la fe, y a cuantos confiesan que tu Hijo, Dios de gloria eterna como tú, nació de Madre Virgen con cuerpo como el nuestro, líbralos de los males de esta vida y ayúdales a alcanzar las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo.
NONA
ORACIÓN
Concede, Señor, a tu pueblo perseverancia y firmeza en la fe, y a cuantos confiesan que tu Hijo, Dios de gloria eterna como tú, nació de Madre Virgen con cuerpo como el nuestro, líbralos de los males de esta vida y ayúdales a alcanzar las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.